GENERACION DE PLUTON/ESCORPIO
(1983-1995)
Por Ismael Gil
www.ismaelgil.com
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Plutón es el planeta que más define a las
generaciones y a los mitos que las vertebran. Se ha definido a Plutón como la
octava superior de Marte, pero con un modus operandi sensiblemente diferente: Plutón actúa de forma
interna, intensa, envolvente, lenta, premeditada e irreversible. Seguramente
se parece a Marte por los devastadores resultados de sus acciones mas que por la forma de conseguirlos. En cualquier caso,
Plutón parece que siempre golpea ahí donde más duele o, desde un punto de
vista global, donde las situaciones y contextos han llegado a un punto
crítico que exige una revisión radical previa a una mejora posterior. Una de
las funciones de Plutón es destruir de
forma masiva y silenciosa para volver a crear desde una nueva óptica
adaptada a la nueva realidad vigente. En todo este proceso el individuo no es
más que una parte del engranaje. Sabemos que los efectos y mitos de Plutón,
como los de cualquier otro planeta, se pueden vivir en activo o en pasivo,
según la identificación, valorización y posicionamiento del individuo
respecto a los mitos de su generación; es decir, se puede ser propulsor y
activador de sus valores y/o víctima de los mismos. Plutón siempre golpea cuando no se captan las necesidades del tiempo
social. La propia atemporalidad de Plutón, le
convierte siempre en rescatador de valores del pasado que, una vez
actualizados en el tiempo, colaboran a estructurar la nueva realidad social
bajo un prisma renovado. La casa donde se halle
es la que expresará preferentemente dónde se vivencia el mito y la angustia
vital generalizada. En los signos cardinales suele expresarse de forma
compulsiva o agresiva; en los fijos, de un modo más tenso, visceral (signos
animales), unidireccional y desgastante y, en los
mutable, un poco de todo pero, en cualquier caso, de forma menos impactante. GENERACION DE PLUTON/ESCORPIO
(1983-1995) He designado a esta generación con el
apelativo cariñoso de "la llave y la mochila" porque entiendo que
es una generación que siempre va cargada con una mochila, por uno u otro
motivo, y la mayoría están obligados a portar su propia llave, básicamente
porque cuando llegan a su casa no hay nadie y deben estar solos hasta que
aparezca uno de sus padres. La mochila se ha convertido en un apéndice de los
chicos y en símbolo que identifica a esta generación. Por una parte, de lunes
a viernes, deben llevarla extremadamente cargada de libros para ir al
colegio, y los fines de semana muchos deben utilizarla para meter parte de su
ropa y algún efecto personal para ir, a casa de papá o de mamá, según toque
ese fin de semana. En fin, dos atributos, la saturnina mochila y la ariana llave, que son referencia fundamental para conocer
los mecanismos internos de esta generación que está creciendo bajo consignas
de esfuerzo (Marte) y de sacrificio (Saturno) en detrimento de su tiempo
libre que es prácticamente inexistente.
Se trata de los niños que han nacido en la
generación de los 90. Hijos de la generación de los años 60 (Plutón/Virgo) y
nietos de la generación de Plutón/Cáncer. Sus abuelos vivieron un tiempo social agitado, con guerras y
migraciones incluidas. Muchos tuvieron que abandonar su tierra y su hogar
(Cáncer) y emigrar a otros lugares a trabajar partiendo de 0. Experimentaron
la fragmentación del clan familiar (símbolo canceriano)
y tuvieron que ajustarse al modus vivendi de las grandes ciudades para ellos totalmente
desconocido. Sus padres, que
encontraron muchas cosas hechas, pertenecen
a una generación poco contestaria, rígida y
reprimida. Son los creadores e impulsores del ecologismo y la cultura light, en la creencia de que todo exceso siempre es
dañino. Se ocupan básicamente por obtener una seguridad laboral y material y
tenerlo todo controlado para que no aparezcan contratiempos. Precisamente, esta generación de Plutón en
Virgo es la que ha propiciado el descenso de la natalidad porque sus
hijos siempre son fruto de la premeditación y resultado del cuentagotas
virginiano (1,1 de media nacional), aunque también es justo decir que,
como padres, son los que más estudian, analizan e investigan las reacciones
de su prole. A estos padres les preocupa todo pero, prioritariamente, los
gastos que genera la educación y el estar a la altura de la consignas de
"calidad de vida" que nuestra sociedad impone. Como la generación de Plutón en Virgo
prioriza el trabajo por encima de otras expectativas, es obvio que ambos
miembros de la pareja, usualmente de la misma generación, trabajen (Virgo al cuadrado) y estén obligados
a programar en exceso la jornada del niño. Consecuentemente, los niños se
convierten en tributarios y víctimas de esta coyuntura que les niega una
dedicación más personalizada. Son niños muy ocupados en hacer actividades (música, gimnasia, informática,
inglés) y con poco tiempo para jugar o estar sin hacer nada. Nunca los niños han estado tan
disciplinados como ahora, y para postre les alargan la etapa escolar
y. Antes, los niños, es decir,
nosotros, hacíamos los deberes y nos íbamos a la calle a jugar. Hoy en día
no, acaban la jornada escolar y les endosan algo y, por supuesto, con la
exigencia de que sean buenos, o a ser posible los mejores, en lo que hagan.
Vaya panorama. Por otra parte, están ocupados en largas
sesiones de televisión (a veces
para que no molesten) que los bombardean con imágenes inadecuadas y les dan
una idea desdibujada de la realidad, fomentando estilos de conducta que hacen
insensible frente a la violencia. Numerosos estudios, la mayoría derivados de
EL MODELO FAMILIAR En el entorno familiar se aprenden los
primeros valores y pautas básicas de aprendizaje. Los padres se convierten,
así, en un punto de referencia fundamental para los hijos. Que el modelo de
familia está en crisis es evidente, básicamente porque ya no es capaz de
acoger las diferentes situaciones y expectativas personales. El modelo
tradicional se ha visto sustituido por un sinnúmero de variantes donde los
roles son cada vez más difusos, difíciles de definir y de consensuar. Los
datos más recientes indican que el número de procesos de separaciones y
divorcios ha aumentado en España cerca
de un 50% a partir de 1990. Si, además consideramos que la familia es,
en la actualidad, el ámbito en el que más violencia se registra (seguramente
fruto del grado de estrés al que están sometidos los padres), tenemos el
caldo de cultivo perfecto de la desorientación infantil que, como veremos más
adelante, se expresará preferentemente con elevados índices de violencia,
agresividad, angustia y desasosiego emocional, todas muy propias de Escorpio.
Otro factor importante a considerar es que
la mayoría de los niños no tienen
hermanos: de los más de 12 millones de hogares españoles, sólo en
936.000, dos niños tienen opción de descubrir el mundo
juntos. La palabra hermano parece que en la actualidad tienen más
connotaciones religiosas que carnales. Pero eso sí, tienen muchos hermanos
postizos, tamagotchis, furbys o memeces por el
estilo que cuidar, o para compartir el escaso tiempo libre del que disponen. El niño es un ser social que necesita
relacionarse con otros seres al margen de sus padres que, por mucho que se
esfuercen nunca pueden sustituir a un colega de juegos de corta edad. Es más,
las relaciones entre hermanos, siempre ambivalentes y sujetas a algún grado
de tensión, constituyen la base y la referencia primordial de las relaciones
futuras (casa 3) a todo nivel. En definitiva, los hijos únicos suelen ser más
independientes y egoístas y suelen tomar sus decisiones sin tener en cuenta
al grupo y con menos necesidad de participar en actividades comunes. Plutarco decía que los niños, hasta los 7
años (fin de la etapa lunar), debían estar bajo el cuidado de sus madres, no
de sus padres, y sólo a partir de esa edad debían ser puesto a cargo de los
preceptores. En la actualidad, a los 3 años ya van al colegio y previamente
ya han estado aparcados en la guardería, cuidados por canguros o por los
abuelos desde mucho tiempo antes. EL MODELO ESCOLAR Hoy en día, en el colegio impera la ley el más fuerte, la violencia y la indisciplina
(el colegio-cuartel ya no existe). Los maestros se ven impotentes para
controlar esta situación y, realmente, disponen de pocos mecanismos. Casos de
profesores agredidos suelen verse con periodicidad. En Francia, sin ir más
lejos, han contratado guardias de seguridad en vez de más profesores y
pretenden imponer el estudio de la moral (antes se le llamaba urbanidad). No
contentos con estas medidas han puesto en marcha un plan de intervención
inmediata de la policía en los centros escolares en caso de conflicto. El fracaso escolar no es más que la consecuencia de toda esta situación y el
reflejo de este mal endémico. La situación de España es extremadamente
inquietante porque se ha convertido en el paraíso del fracaso escolar. Un
fracaso que afecta a un 26% de los
jóvenes que cursan educación básica, rebasando en 6 puntos la media europea
de no aptos en el sistema educativo obligatorio. Seguramente, las causas de
este desalentador panorama son multifactoriales: desconcierto familiar,
sociedad competitiva, futuro incierto, roles hombre/mujer en
proceso de cambio, etc. En conjunto, todos estos factores propician conflicto
e inseguridad en los escolares, que intentan superar usando la violencia. La falta de respeto hacia los demás
y la dificultad en las habilidades sociales son determinantes en estas
generalizadas actitudes violentas. El hecho de vivir en un mundo bombardeado de datos cambiantes y crecientes (casa
3) propicia una empanada mental, porque
el exceso de información crea individuos sin criterio, desorientados,
incapaces de hacer una síntesis y cribar la información para extraer lo
verdaderamente útil. Finalmente, esto se traduce en una dificultad manifiesta
para tomar una decisión o elaborar juicios
propios (casa 9): a mayor número de datos, mayor número de posibilidades de
equivocarse y esto provoca una angustia que puede degenerar en fobia. LAS PATOLOGIAS DEL MOMENTO Cada generación experimenta patologías y fobias relacionadas
con los tiempos que les toca vivir. Los niños de hoy, no solo tienen las clásicas fobias,
las que han existido siempre, sino que, además, son susceptibles de ser
atrapados por las de nuevo cuño. Ahora están de moda las fobias sociales:
miedo a no dar la talla en clase, trastornos de evitación, ansiedad de separación,
tecnofobia, etc. Astrológicamente, sabemos que la etapa lunar (0-7 años) es la de
mayor asimilación a todo nivel y la que
sustenta y moldea la personalidad, la conducta, la adquisición de
hábitos, etc. Por tanto, todo lo que
suceda en esta etapa es una marca hecha a fuego que condicionará el destino.
Todos los problemas de conducta se
generan en esta etapa y la mayoría de fobias gestadas en la infancia
perduran en la edad adulta. Ahora, en el inicio del siglo XXI,
en una cambiante y tecnificada sociedad que apuesta por la competitividad y
que vive obsesionada más por factores estéticos que éticos, es natural que el
niño pueda llegar a sentirse asfixiado y, consecuentemente, desarrollar un
miedo paralizante por no poder llegar a ser todo lo brillante y perfecto como
se espera de él. Lo precedente explica el aumento
vertiginoso de casos de depresión
infantil. La niñez siempre se ha identificado como un período feliz
porque desde la perspectiva adulta el niño parece que no tiene razones para
deprimirse y esto, evidentemente, es un error. Seguramente que Freud tuvo mucho peso en esta visión al
considerar la depresión como una pérdida de estima del ego, para acto seguido
afirmar que el ego no se constituía hasta la pubertad. Consecuentemente, los
niños no pueden perder aquello que no tienen. Genial. Sin embargo, si consideramos que los niños
actuales soportan las mismas o más
tensiones que los adultos, que viven sujetos a ritmos insanos y que,
además, su nivel de maduración no les permite asimilar e interpretar
adecuadamente lo que sucede a su alrededor, podremos entender los niveles de
depresión que se registran en la población infantil y que se manifiestan en
forma de tristeza, apatía, enfermedades psicosomáticas, irritabilidad,
desobediencia, etc. Si valoramos, por otra parte, que los niños no siempre
tienen a mano a sus padres, básicamente porque trabajan todo el día para
pagar la hipoteca, para que les enseñen a jugar y a procesar y expresar sus
emociones, tenemos todos los ingredientes que fomentan el aislamiento y una
expresión mórbida del mismo. En suma, los niños están sujetos a los mismos
cuadros de estrés que los padres y la depresión que manifiestan evidencia
preferentemente una falta de cariño. Un 40 % de los niños sufren estrés y un 9%
depresión, fruto de una agitada vida social (neurosis colectiva). Resulta
alarmante ver las estadísticas de suicidios y verificar como desde 1990 se ha
incrementado la tasa de suicidios infantiles y curiosamente ha disminuido la
de adultos. Para meditar. Otra curiosa patología muy de moda es el síndrome de hiperactividad, que
afecta más a los niños que a las niñas (es marciano) y que porcentualmente se va incrementando. Se calcula que sobre
un 5% de la población escolar es hipercinética. Los
niños hiperactivos plantean numerosos problemas tanto a sí mismos como a los
que les rodean. Las alergias alimenticias también son muy comunes y, usualmente, producen sobrepeso,
irritabilidad, fatiga, etc. Suelen ser consecuencia de una dieta
desequilibrada y carente de los nutrientes óptimos para un desarrollo
armónico y de un exceso de comida basura en las dietas infantiles. También
coopera el hecho de que un gran porcentaje de niños come sin ningún tipo de
control de los padres, por diferentes causas. En fin, este es parte del mundo que le
toca vivir a esta generación de Plutón en Escorpio. Una generación que apenas
tiene tiempo para lo lúdico, y ya sabemos que si no hay juego, no hay
creatividad. A este paso, podremos tener muchos ingenieros, pero puede que
falte gente con ingenio. |
Por Ismael Gil
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