Las Muertes Escorpianas
© Copyright por
Claudia Lamata de Gigli
La oscuridad y el silencio que someten a
un individuo, a un estado de profunda introspección, cuando acaece implacable
la muerte, es habitual en la vida del nativo del signo de Escorpio.
Son personas que nacen con una
importante fortaleza incorporada para poder sobrellevar todas esas crisis, por
cierto intensas, que derivan de experiencias de diversos orígenes.
Escorpio es un signo capaz de soportar
fuertes presiones y salir ileso, quizás más que cualquier otro signo, siempre
que no se olvide de transmutar sus más bajas pasiones.
De la misma manera que cuenta con una
gran fortaleza para el dolor, aunque para poder soportarlo, parte de su
estructura interna deba sufrir un gran quiebre, también Escorpio posee una alta
dosis de pasiones letales y destructivas.
Parte de estas muertes se deben a un mal
manejo de los sentimientos, de los afectos, principalmente del Amor. A este
signo fijo de agua dura, le resulta dificultoso y doloroso vivir en el amor,
relajarse y disfrutar.
Como buen signo de agua las
emociones ocupan un lugar importante en la vida del nativo, pero existe una
gran diferencia con sus otros compañeros de elemento. Escorpio siente el amor
visceralmente, lo siente con la sangre, forma parte de su alma y de su cuerpo.
Es imposible para este signo amar a medias, Escorpio ama con intensidad casi
devoradora u odia con la misma fuerza. No hay términos medios, no existen los
paños fríos en el amor, para calmar su increíble fuerza.
Escorpio siente con sus genitales y
espera con un silencio casi místico poder compartirlo con otro, que sienta y
experimente lo mismo. Podría decir que para el nativo el momento de compartir y
de entregar ese amor que guardó con tanto celo se convierte en un acto sagrado.
No sólo es el sexo por el sexo en si mismo, sino que este va cargado de un
sentimiento de pertenencia y posesión y para él debe perpetuarse por siempre.
Es realmente difícil que logre sentirse
retribuido, por la sencilla razón que no todas las personas sienten de igual
manera. Y es bajo estas situaciones cuando Escorpio se deja invadir por una
sensación de rechazo e inadecuación, como si estuviera desencajado en su sentir
con los demás.
El hecho de no sentirse comprendido o
contenido no es para él intrascendente, por lo contrario genera en nuestro
nativo sentimientos de rencor y en consecuencia de venganza. Desea con todas
sus fuerzas que el que lo dañó en sus fibras mas íntimas padezca lo mismo.
Revistiéndose, después del dolor y de la muerte de ese afecto, de una actitud
glacial que simula indiferencia, Escorpio opuestamente a lo que manifiesta
siente un ardiente bullir en su interior. Con una indescriptible paciencia
espera, observa, espera que las circunstancias se presenten favorables para dar
su golpe de gracia. Agazapado y en silencio no deja de saborear cada momento e
instante que lo acercan al final tan esperado. Hasta que la vida lo ubica
frente a la anhelada situación y con los ojos brillantes por la ansiedad y el
deseo de venganza clava con salvajismo el aguijón que lo caracteriza, un
aguijón cargado de veneno.
Cuando todo finaliza se retira
tranquilo, más no en paz, conforme pero infeliz. Él sabe que no ha actuado como
podría haberlo hecho. La sed de la venganza y el odio encapsulado por sus más
bajos instintos lo dominaron, anulando la posibilidad de sucumbir en el dolor,
unirse a este, y una vez lograda esa sutil alquimia transmutar para poder
elevarse y renacer de sus propias cenizas.
Actuando de esta manera la muerte
escorpiana se hace presente una y otra vez, en una suseción de hechos
repetitivos que buscan la luz por caminos equivocados. Más, existe la
posibilidad de ir en pos de un sendero mas iluminado, y es el que conduce al
nativo hacia una nueva etapa evolutiva.
El dolor no faltará, la intensidad del
sentir será la misma en el nativo pero en lugar
del rencor o la venganza y su ulterior
ejecución, la búsqueda de
Cuando Escorpio entiende el Amor y su
significado, se fortalece, convirtiéndose en un defensor del mismo y
enarbolando la bandera de aquella Justicia por la que lucha. Y lo hace con
dolor, con el dolor del alma herida que lo empuja hacia el encuentro con la
luz. Ese Escorpio es el guerrero que sufre en la batalla de la vida, no lucha
para ganar, pelea por un propósito que lo lleva prendido de su alma, que no es
más que el encuentro con el Amor.